José Arturo Castellanos fue un coronel de El Salvador que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como diplomático en la ciudad de Ginebra (Suiza). Allí logró salvar a 40 mil judíos del exterminio de los nazis, otorgándoles documentos de identidad salvadoreños. Este gesto hizo que en julio del año 2010 se le concediera póstumamente el título de “Justo entre las naciones” otorgado a los no judíos por Yad Vashem, una institución constituida para honrar la memoria de los mártires y héroes del Holocausto.
Como puede verse en el documental Uno. La historia de un gol, en 1981 El Salvador atravesaba una guerra civil que duró doce años y que le costó la vida a más de cien mil personas. Sin embargo, la selección salvadoreña de fútbol logró clasificarse para el Mundial de España 82. En dicho certamen, El Salvador perdió 10-1 contra Hungría en su primer partido, siendo esta la única vez que logró anotar un gol en copas del mundo.
La Joya de Cerén es un sitio precolombino de El Salvador reconocido como uno de los sitios arqueológicos más importantes dentro de Mesoamérica porque demuestra cómo vivía la gente común. Las casas de sus pobladores estaban formadas por tres estructuras separadas: los dormitorios, la cocina y la bodega. Fue habitado por un pueblo agrícola, y después abandonado en el año 250 por la erupción de un volcán, para volver a ser habitado en el año 400. En el año 1993 la Joya de Cerén fue declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO y actualmente se están realizando excavaciones.
6) Creadores de un gran lago
Suchitlan es el lago más grande de todo el territorio salvadoreño. Es el producto de un embalse construido en 1973 en el marco de la edificación de la Presa del Cerrón Grande. Su extensión es de 135 km², siendo su principal atractivo el ferry, el cual puede transportar hasta cuatro vehículos y hasta 100 personas.
7) Un gran destino para los amantes del surf
El Tunco, la playa más conocida de El Salvador, debe su fama a las grandes olas que se forman en ella. Ubicada en el departamento Libertad, en este atractivo lugar se realizan desde las más pequeñas hasta las más importantes competiciones profesionales de surf. Para quien desee introducirse al deporte, la mejor fecha para visitar el lugar es entre septiembre y comienzos de marzo ya que en este periodo del año, las olas no son muy grandes. Para los surfistas profesionales, la mejor época es entre abril y agosto, momento en que las olas alcanzan hasta 6 metros de altura.
8) Pupusa: el plato tradicional
Para quienes visiten este país, una de las paradas obligadas será en Olocuilta para probar las tradicionales pupusas. Este plato es el representante culinario por excelencia de El Salvador a escala mundial. La pupusa está hecha a base de maíz o de arroz y adentro puede llevar, pollo, queso, frijoles o loroco. Se cree que el origen de la palabra viene del pipil pupusawa, aunque hay investigaciones que muestran que dicha palabra no existía en esa lengua.
(1).png)
9) Celebración del Día de la Cruz
El Salvador comparte con varios países la celebración de la cruz, aunque en este país se explica con un origen particular. Según la Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa), se trata de una tradición prehispánica que luego fue adaptada por los españoles para darle un significado cristiano. Es una celebración que cada 3 de mayo recuerda el inicio de la siembra y de la temporada lluviosa en El Salvador, una costumbre que inicialmente tuvieron los indígenas que vivieron en el territorio actual de El Salvador. El objetivo es tener bendición para las cosechas.
10) Un volcán con historia de novela
El volcán Izalco y su historia son dignos de un relato de novela. Hasta los comienzos de 1770, el sitio donde hoy se levanta el volcán era solo un hoyo oscuro del que se levantaba humo sulfuroso y negro.
De a poco, el hoyo empezó a crecer, emergiendo desde el suelo, hasta formar un alto cono de casi 700 metros, coronado por un cráter de 250 metros de diámetro. Desde ese entonces, fue un emblema de la geografía centroamericana. En actividad casi permanente, ofrecía un espectáculo magnífico de lavas y rocas incandescentes, cuyos destellos rojizos podían ser vistos desde alta mar por los barcos, hecho por el que se lo llamó el Faro del Pacífico.
En la década del ‘50, un grupo de empresarios decidió construir un hotel de lujo sobre las laderas del cerro Verde, de cara al emblemático volcán. Pero cuando el hotel estaba a punto de ser terminado, el Izalco dejó de entrar en erupción. La geografía se encaprichó y el volcán puso fin a su espectáculo permanente. Las obras del hotel quedaron interrumpidas y el edificio entró en un estado de casi total abandono.
.png)
.png)
