Desde Rosario Traducciones seguimos viajando a través de la literatura del mundo. En esta ocasión, volvemos a visitar Cuba para conocer algunos de los escritores más destacados.
La literatura cubana, a pesar de provenir de una isla muy pequeña comparada con otros sitios de la región, es una de las más fecundas, relevantes e influyentes de América Latina y de todo el ámbito de la lengua española. Resaltan nombres como los de José Martí, Gertrudis Gómez de Avellaneda, José María Heredia, Julián del Casal o Alejo Carpentier, este último Premio Cervantes 1977 y propuesto para el Premio Nobel de Literatura.
La literatura de Cuba tuvo sus inicios durante la colonización española. Fueron precisamente los españoles los que comenzaron a escribir crónicas en sus libros de viaje o cartas todo lo que veían o sucedía en la isla. Pero la que se considera como la primera obra literaria escrita en la isla es Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa y Troya de Quesada en 1608. De esta manera, la poesía inició las letras cubanas con este poema épico.
De ahí en adelante la literatura se extendió al teatro y luego a la narrativa, siendo referente para muchos escritores foráneos de los siglos XIX y XX. Describir todo el proceso llevaría mucho tiempo, por eso elegimos a 5 autores representativos de diferentes momentos y etapas de las letras cubanas.
1) José Martí, el primer traductor cubano.
Además de político, revolucionario y gran escritor, el patriota cubano José Martí fue un gran traductor durante su exilio en Nueva York.
Durante su corta vida, José Julián Martí Pérez se convirtió en uno de los más destacados representantes del modernismo en la literatura. Entre sus escritos se encuentran los mundialmente famosos Versos sencillos, publicados primero como textos y popularizados más tarde con la música de la Guantanamera, una popular canción cubana que ha dado la vuelta al mundo; historias y cuentos para niños, artículos de variada extensión para periódicos y revistas, prólogos, comentarios y reseñas de libros, entre otros.
Como muchos hombres y algunas mujeres con acceso a una buena educación en su época, Martí estudió latín, griego, francés, inglés e incluso algo de hebreo. Debido a sus estudios, lectura intensiva y prolongados viajes, llegó a adquirir un dominio profundo del español —su lengua materna— prácticamente en todas sus variantes.
Su dominio del inglés se profundizó y fortaleció por sus largas estancias en Estados Unidos, donde residió durante largos períodos y en varias ocasiones en Tampa, Nueva York y en donde hubiera cubanos, latinos y "españoles de buena voluntad" que pudieran organizarse para la liberación de Cuba y Puerto Rico.
Martí escribió sus primeras piezas teatrales y comenzó a traducir por afición cuando era un niño. Su curiosidad literaria y lexical, desde temprana edad, contribuyó en gran medida a echar las bases de su futura riqueza literaria. No obstante todo lo anterior, durante la azarosa vida de Martí, no existía ninguna escuela, carrera universitaria o estudios especiales de traducción-interpretación tanto como ciencia o como arte. Tales escuelas y estudios existirían muchas décadas después, especialmente en Europa.
2) Alejo Carpentier, el autor más traducido
A través de su libro de ensayos Razón de ser, publicado en 1976, Alejo Carpentier ha sido hasta el momento el autor cubano más traducido.
Esta obra, publicada en más de 16 idiomas, nos introduce en temas obligados en todo análisis de la cultura latinoamericana: la constante del barroco; la idea fecunda de lo real maravilloso; el lenguaje del escritor de estas tierras enfrentando a una realidad que le exige continuamente sobrepasarse a sí mismo.
La crítica lo consideró uno de los escritores fundamentales del siglo XX en lengua española, y uno de los artífices de la renovación literaria latinoamericana, en particular a través de un estilo que incorpora varias dimensiones y aspectos de la imaginación para recrear la realidad, elementos que contribuyeron a su formación y uso de lo «Real Maravilloso».
Carpentier ha sido galardonado con el Premio Cervantes 1977 y propuesto para el Premio Nobel de Literatura por el Pen Club Español, en 1979.
3) Leonardo Padura, profeta fuera de su tierra
Leonardo Padura es uno de los autores latinoamericanos contemporáneos más laureados de los últimos años y en 2015 ganó el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas y su serie de novelas sobre el famoso detective de ficción Mario Conde ha sido adaptada también a la televisión con la serie de Netflix Cuatro estaciones en La Habana.
En sus diferentes libros, Padura sostiene una postura crítica hacia el gobierno cubano, sobre todo a la persecución política a artistas e intelectuales. Ello le ha costado cierto nivel de censura y que sus obras dentro de Cuba no fueran publicadas o difundidas con la magnitud que sí tuvieron en el extranjero. Más allá de su visión crítica, Padura nunca ha dejado de residir en la isla y sigue viviendo en el barrio de Mantilla, el mismo en el que nació y se crió.
4) Reynaldo Arenas, el transgresor
Reinaldo Arenas fue novelista, dramaturgo y poeta cubano, conocido por sus obras mágico-realistas y polémicas. Nacido en la antigua provincia de Oriente tuvo una adolescencia campesina, precoz, erotizada y rebelde.
La literatura de Arenas es atrevida y transgresora porque asume temas controversiales, marcados por pasajes de su vida. Padeció los prejuicios de la época por su homosexualidad, lo que le cerró muchas posibilidades como escritor. Su dolor y rebeldía al mismo tiempo estuvieron presentes en sus escritos, unidos a las temáticas de la violencia, la persecución y la búsqueda de la libertad.
Fue encarcelado en 1974, vivencia que le dejó un dolor imborrable. En 1980 salió del país y se estableció en Nueva York. En 1987 fue diagnosticado con el virus del VIH. El 7 de diciembre de 1990 se suicidó y dejó plasmado sus motivos en una carta de despedida a la prensa y a sus amigos.
Después de su muerte, en el año 2000 se estrenó la versión cinematográfica Antes de que anochezca, película basada en su libro autobiográfico que dirigió Julián Schnabel.
5) Roberto Retamar, el poeta de lo cubano
Si hablamos de cubanía y de criollismo tenemos vale la pena mencionar a Roberto Fernández Retamar, poeta, ensayista y uno de los afamados escritores cubanos, defensor de las raíces cubanas, del «ajiaco», de la mezcla de razas que forman la nacionalidad de la Cuba actual.
En sus ensayos se destaca el sentimiento anticolonial y antiimperialista, al transitar por los procesos de descolonización que tienen como reto los pueblos de América Latina. Su obra refleja momentos cruciales de la Revolución, el orgullo de ser cubano, el sentir de los hombres por su tierra. Algunos de los premios recibidos fueron: el Premio Nacional de Literatura, el José Martí de la Unesco y la Medalla de Alejo Carpentier de Cuba.