GUARDIANAS DEL CONOCIMIENTO: CINCO IMPORTANTES BIBLIOTECAS DE LA ANTIGÜEDAD

Rosario Traducciones continúa viajando, en esta oportunidad recorre estos magníficos espacios destinados a conservar manuscritos, libros y documentos
 
 
En la Antigüedad, las bibliotecas eran importantes centros de conocimiento y conservación de manuscritos que desempeñaron un papel crucial en la preservación y transmisión de la información en diversas civilizaciones. En esta nota destacamos cinco importantes espacios que tuvieron un rol central en dicho período histórico.
 



 

1) Biblioteca de Alejandría 

 
La Biblioteca de Alejandría fue una de las instituciones más famosas y prestigiosas de la Edad Antigua. Fundada en el siglo III a. C., en la ciudad de Alejandría, Egipto, se convirtió en un centro destacado de aprendizaje y conservación del conocimiento durante la era helenística.
Se cree que fue establecida por Ptolomeo II Filadelfo alrededor del año 283 a. C; y que albergó una vasta colección de manuscritos de diferentes culturas y regiones del mundo. Su objetivo principal era reunir toda la sabiduría y conocimiento humano bajo un mismo techo.
Este gran templo del saber se convirtió en un faro intelectual, atrayendo a eruditos, científicos y filósofos de todo el mundo mediterráneo. Grandes figuras como Euclides y Arquímedes contribuyeron al conocimiento acumulado en la biblioteca.
Desafortunadamente, la biblioteca sufrió varios episodios de destrucción a lo largo de los siglos y no hay un consenso claro sobre la fecha y las circunstancias exactas de su eventual desaparición. Se cree que eventos como incendios y conflictos pueden haber contribuido a su pérdida gradual. A pesar de su desaparición física, la Biblioteca de Alejandría sigue siendo un símbolo icónico de la antigua erudición y un recordatorio de la importancia de preservar el conocimiento para las generaciones futuras.
 
 

2) Biblioteca de Pérgamo

 
La Biblioteca de Pérgamo, establecida en la ciudad del mismo nombre por el rey Eumenes II de la dinastía Atálida, representó un destacado centro de conocimiento en la Antigüedad, rivalizando en renombre con la célebre Biblioteca de Alejandría.
La dinastía Atálida, que gobernó Pérgamo en el período entre el 281 y el 133 a. C., procedía de un origen modesto pero destacó por su mecenazgo de las artes y las letras. Eumenes II, en particular, demostró un gran aprecio por la literatura y el conocimiento, razón por la cual construyó la biblioteca como una extensión de su Templo de Atenea en la acrópolis de Pérgamo. Se estima que en ese tiempo albergaba alrededor de 200.000 volúmenes, la mayoría de los cuales estaban escritos en pergamino. La alta demanda de material de escritura entre los visitantes estimuló la producción de este material, convirtiendo a Pérgamo en su principal proveedor durante la época romana. De ahí que la palabra "pergamino", tal cual la conocemos hoy, tuviera su origen en el término latino pergamenum, en referencia a dicha ciudad.
Aunque la biblioteca sufrió daños durante el terremoto del año 262, como el resto de la ciudad, existen evidencias que sugieren que aún estaba operativa en los primeros años del Imperio bizantino. Su destino final sigue siendo desconocido, pero es probable que la colección fuera rescatada por bibliotecarios y eruditos antes del abandono de la ciudad alrededor del año 1300.
 
 
 

3) Biblioteca de Asurbanipal (Nínive)

 
La Biblioteca de Asurbanipal en Nínive (antigua capital del Imperio Asirio, que actualmente forma parte del territorio de Irak), fue creada por el rey Sargón II, que reinó desde el 722 al 705 a. C. y ampliada por el rey Asurbanipal (669-627 a. C.). Según los registros históricos actuales, se estima que esta podría haber sido la primera -o una de las primeras- bibliotecas.
En su interior supo alojar  una extensa colección de tablillas hechas de arcilla, cubiertas de una escritura fina por ambos lados. La misma llegó a reunir 22.000 tablillas, encontradas bajo los escombros del palacio real en Nínive. 
Se trató de la colección más completa que se conoce de escritura cuneiforme, un legado cultural dejado por el rey Asurbanipal que, según los registros históricos que se conservan sobre su vida, mostró un gran interés por el saber y la ciencia de Mesopotamia y dio orden de buscar y confiscar todas las tablillas posibles, sobre todo en Babilonia. 
 
 

4) Biblioteca de Hattusa 

 
Hattusa fue la capital del Imperio Hitita, ubicada en lo que hoy es Turquía. Su biblioteca, fundada en el siglo XVII a. C, incluía tablillas de arcilla las cuales proporcionaban información sobre la cultura de dicho pueblo.
El descubrimiento de sus ruinas, a principios del siglo XX, representó un hallazgo arqueológico de gran importancia que arrojó luz sobre la civilización hitita, que floreció entre los siglos XVII y XII a. C. Las tablillas de arcilla encontradas en el sitio proporcionaron valiosa información sobre la lengua, la religión y la historia de este antiguo imperio, permitiendo a los investigadores reconstruir aspectos importantes de su sociedad y gobierno.  Una de ellas es el primer ejemplo conocido de tratado de paz internacional: detalla los términos de un acuerdo entre hititas y egipcios años después de la batalla de Kadesh.
Aunque la biblioteca de Hattusa no rivalizaba en tamaño con otras famosas bibliotecas de la Antigüedad, se destaca por su importancia histórica y su contribución al entendimiento de la cultura hitita. 
 
 

5) Biblioteca de Ebla 

 
Descubierta en la década del setenta en la antigua ciudad de Ebla (ubicada en la actual Siria), la biblioteca que llevó su mismo nombre, representa un tesoro arqueológico invaluable que arroja luz sobre una de las primeras  civilizaciones de la antigua Mesopotamia. Datada en el tercer milenio a. C., la misma contenía una variedad de tablillas de arcilla con inscripciones cuneiformes que abarcaban diferentes temas. Las mismas han permitido a los investigadores reconstruir aspectos importantes de la historia política y social de Ebla, incluyendo su sistema administrativo, comercio y relaciones con otras ciudades-estado de la región. Además, los textos literarios hallados en la biblioteca ofrecen una visión única de la literatura y la poesía de la época, enriqueciendo nuestra comprensión de la cultura eblaíta y su legado perdurable en el tiempo. Diferentes fuentes coinciden en que podría tratarse de la primera biblioteca de la historia de la humanidad. 
 

 
 

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