Desde su creación, las bibliotecas han sido espacios dedicados a la preservación de las culturas en todo el mundo. Aunque inicialmente surgieron como archivos en los templos de las ciudades mesopotámicas, sirviendo a una élite de escribas y sacerdotes, los cambios sociales como la invención de la imprenta, el surgimiento de ideales humanistas y, más tarde, las diferentes revoluciones sociales, difundieron nuevos principios democráticos por Europa y América. Estos cambios sentaron las bases para la idea de acceso universal a la cultura y la educación. 

 

 

Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX que se establecieron en el mundo occidental las bibliotecas públicas, accesibles para todos y financiadas con fondos públicos o estatales. La función de las mismas ha estado estrechamente vinculada al devenir histórico de su arquitectura, un elemento característico de las épocas y usos sociales. En América Latina, esto se tradujo en la construcción de bibliotecas bajo estilos como el barroco novohispano, con una fuerte influencia colonial. En este recorrido presentamos cinco increíbles bibliotecas públicas latinoamericanas, que se destacan por su función social y su valor histórico y arquitectónico. 

 

 

 

Creada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646, la Biblioteca Palafoxiana, ubicada en Puebla (México), es considerada como la primera pinacoteca pública de América. Posee un archivo bibliográfico antiguo de más de 45.000 volúmenes, conformado por colecciones de manuscritos e incunables. Su construcción posee detalles del estilo barroco y muros tallados por ebanistas novohispanos, quienes trabajaron con maderas de ayacahuite, polocote y cedro, siendo de esta manera la única biblioteca en América que conserva su edificio, estantería y acervo original. En 2005, fue nombrada Memoria del Mundo por la Unesco.

 

 

Situada en Bogotá, Colombia, la Biblioteca Virgilio Barco fue inaugurada en diciembre de 2001. Diseñada por Rogelio Salmona, uno de los arquitectos más renombrados de Colombia, presenta una estructura circular situada en el centro de un parque, rodeada de espejos de agua que tienen como fin crear un ambiente de belleza y serenidad para los visitantes. 

El edificio cuenta con tres niveles y un sistema de rampas que conectan los diferentes espacios, permitiendo un recorrido agradable por terrazas interconectadas con vistas panorámicas de la ciudad.

 

También conocida como la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, es considerada como la más grande de Latinoamérica, con un acervo de aproximadamente 8,5 millones de piezas. Aunque fue fundada en 1810, su edificio fue trasladado y ampliado debido a la magnitud de su colección documental, por lo que la estructura actual se inauguró en octubre de 1910. Diseñado por el ingeniero Sousa Aguiar, el edificio exhibe un estilo ecléctico que fusiona elementos neoclásicos y art nouveau, y cuenta con ornamentos de artistas como Elisha Visconti, Henrique y Rodolfo Bernardelli, Modesto Brocos y Rodolfo Amoedo.

 

Construida en 2007, la Biblioteca Pública de Villanueva, situada en Casanare (Colombia) es el resultado de un concurso organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos. 

El edificio se compone de dos grandes bloques: uno que alberga la biblioteca pública y un espacio para diversos usos culturales, y otro que incluye una plaza-corredor pública. Para su construcción, se utilizaron recursos naturales de la región, como maderas locales y piedra de río. Además, se capacitó a los habitantes de la zona para que pudieran trabajar en la construcción. 

Esta biblioteca alcanzó el puesto número 30 en el ranking de las cincuenta bibliotecas más impactantes del mundo, según una lista elaborada por Gmail, basada en consultas a destacados arquitectos de todo el mundo, compitiendo con bibliotecas como la del Congreso de los Estados Unidos.

 

 

La Biblioteca Parque España forma parte de los complejos urbanísticos conocidos como Parques Biblioteca de la ciudad de Medellín, Colombia. Estos complejos están formados por edificaciones de arquitectura moderna, con amplios espacios públicos circundantes, y tienen en su centro una biblioteca, de ahí su nombre.

Su estructura consta de tres bloques que se posan sobre el risco, los cuales asemejan rocas artificiales que emulan las características de la geografía local. Debido a los múltiples giros y deformaciones de las lajas que conforman los pliegues del edificio, la obra ofrece diversas vistas de su fachada, que varían con los cambios de luz y la posición del espectador.